En ese silencio que solo quebraba,
la sentencia dulce de tu mirada, fui tuya,
amor, palabra inaugurada
en el tañir de mi corazón angustiado.
Tu cuerpo y mi cuerpo
eran dos llamas candentes,
y así como se entrega la vida,
cuando vamos a la eternidad
así como nos entrega su caricia,
la mano del Señor en una gota de lluvia
así me entregué a la frialdad de tu deseo.
Quisiera no haberte encontrado
en esta avenida que es la vida
después de andar tanto para no hallarte...,
la sentencia dulce de tu mirada, fui tuya,
amor, palabra inaugurada
en el tañir de mi corazón angustiado.
Tu cuerpo y mi cuerpo
eran dos llamas candentes,
y así como se entrega la vida,
cuando vamos a la eternidad
así como nos entrega su caricia,
la mano del Señor en una gota de lluvia
así me entregué a la frialdad de tu deseo.
Quisiera no haberte encontrado
en esta avenida que es la vida
después de andar tanto para no hallarte...,
¡Y ahora que?
¿Debo creer que alguien muy poderoso
movió los hilos, para que nosotros;
pobres muñecos, nos encontráramos?
En este silencio, el grito de mi alma estalla.
¿Debo creer que alguien muy poderoso
movió los hilos, para que nosotros;
pobres muñecos, nos encontráramos?
En este silencio, el grito de mi alma estalla.
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